Antecedentes de las Radios Comunitarias

En América Latina
Beltrán (2005) sugiere que entre la década de 1940 y 1950 se comienzan a impulsar las radios comunitarias en América Latina. El primero de los casos que menciona, es la estrategia de radioescuelas implementada por el párroco Joaquín Salcedo en Colombia. Los vecinos comenzaron a escuchar pequeños programas producidos para ellos, en los que se les invitaba a involucrarse en la toma de decisiones comunitarias. Luego, se conformó la agrupación católica Acción Cultural Popular, que con apoyo del gobierno colombiano y algunos organismos internacionales, logró tener cobertura en todo el país.
Allí se comenzó a identificar un proceso de recepción en el público, que implicaba la reflexión y toma de decisiones, que tenía como consecuencia una acción colectiva dentro de la comunidad.
En Bolivia, sindicalistas establecieron radioemisoras de corto alcance que funcionaran con sus fondos. Desde el principio, dejaron el “micrófono abierto” para los ciudadanos que quisieran darse a escuchar. También enfatizaban la información y los comentarios de denuncia en varios ámbitos de la sociedad. Al final de la década de los 50, llegaron a tener una red de 33 emisoras en todo el país.
Con los cambios políticos y económicos propios de esa época, la comunicación comienza a verse como una herramienta con mayor alcance y con funciones distintas a las usuales, cada vez más enfocadas en el cambio social. Beltrán, citando a Lerner, enumera que las funciones de la comunicación debían ser:
1.     Crear nuevas aspiraciones
2.     Apoyar el crecimiento de un nuevo liderazgo para el cambio social
3.     Fomentar la participación ciudadana
4.     Lograr empatía entre los ciudadanos
Posteriormente, en 1980, se elabora formalmente el modelo de comunicación horizontal. En él, se enfatizan el acceso, el diálogo y la participación. Bajo estos principios, Flores (2002) establece las funciones de la comunicación para el desarrollo sostenible, que debe:
1.     Promoverse en múltiples dimensiones y niveles
2.     Propiciar equidad y respeto al medio ambiente, diversidad biológica  y cultural
3.     Ser un vehículo de expresión y participación social.
4.     Ser instrumento para el diagnóstico y solución de problemas locales
5.     Potenciar el uso y acceso de tecnología a grupos sociales desfavorecidos

6.     Articular procesos comunicativos en programas de desarrollo.

En Guatemala
En Guatemala, el 31 de marzo de 1995, se firmó el Acuerdo Sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas, que en el capítulo II, Derechos Culturales, Inciso H, Medios de Comunicación, establecía que el Gobierno debía abrir espacios en los medios de Comunicación para los Pueblos Indígenas y promover ante el congreso la reforma de la Ley de radiocomunicaciones. Además, se comprometía al gobierno a reglamentar y apoyar programas informativos, científicos, artísticos y educativos de las culturas indígenas en sus propios idiomas  (ARCG, s/f).
A pesar de eso, en el gobierno de Álvaro Arzú se privatizaron las Telecomunicaciones y el congreso emitió la Ley general de Telecomunicaciones que excluía a los grupos indígenas de la repartición de frecuencias radiales.
Como respuesta, el 30 de agosto de 1998, surge la Asociación de Radios comunitarias de Guatemala, luego de que varios grupos se reunieran a exigir al Estado de Guatemala para que cumpliese con el Acuerdo Sobre identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas. Específicamente, el fin de esta asociación es:
“Promover y fortalecer la coordinación, cooperación, consulta, intercambio y promoción para las Radios Comunitarias en todo el país y constituir un foro para la democratización de las comunicaciones para el desarrollo de las comunidades donde transmiten” (ARCG, s/f).
Luego, con base a declaraciones de Derechos Humanos, se fundamenta el perfil de una radio comunitaria, que se caracteriza por:
  • Ser operada y administrada por una junta directiva nombrada, de manera independiente.
  • Ser educativa, formativa, cultural, informativa.
  • Estar registrada y/o asociada al Movimiento de Radios Comunitarias de Guatemala.
  • Funcionar con equidad de género.
  • Tener cobertura municipal.
  • Contar con programación en idiomas mayas, según la localidad.
  • Tener definida su misión, visión y objetivos.
  • Tener un nombre contextualizado culturalmente.
  • Promueve la identidad de los pueblos, principios y valores.
  • Es auto sostenible. (ARCG, s/f)

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